Todo es repetitivo, la mismas caras con ruidos, indescifrables, con sus voces confusas; las ilusiones, las emociones, las novedades, ya no existen. Y de pronto, no es tanto la necesidad como la nostalgia, algunos sentimientos que te jalan hacia escenarios pasados, y la verdad, es que ello carece de todo sentido, son las mismas sonrisas, las mismas lagrimas, las mismas palabras, los mismos abrazos, los mismos olores, las mismas sensaciones… pero allí esta lo emocionante, allí nos embriagamos de recuerdos, con los ojos perdidos y el corazón envuelto en una calidez artificial, esa que produce un cosquilleo en los ojos, como cuando estas a punto de llorar, ese placer culposo del alma, y la verdad que no se que es peor, si ceder o no hacerlo.
(Una de esas noches que te provoca salir a reventar a coñazos a toda la ciudad)
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