Se puede dividir este mes por un antes y después del solsticio, sigo en una transformación continua, que me tiene tanto entusiasmada como un poco nerviosa, después de todo, estoy descubriendo cada día un poco mas de la ciudad y de mi misma.
La visita al barrio chino no debe faltar, y menos para comprar unas super calzas térmicas o tomarte un jugo exótico, alli hay un puestito de pinchos donde (si son amantes de los mismos) los pinchos de vegetales pueden hacer adicto a cualquiera, un supermercado con cualquier cantidad de chucherias, especias, dulces, harinas, salsas y bizarradas chinas, muchos puestitos de corotos y juguetes, acupuntura, y mucha mas gastronomia... Me di una vuelta en busca de leggins nuevos para sobrellevar el friito invernal.
Anoche, por la celebracion de la "luna mas llena" me acerque a una fiesta que, me cautivo por su espotaneidad, su intención y finalmente, por su vibra en sí. Si tiene nombre, no lo se, y fotos no tengo (desafortunadamente mi camara tiene que sobreponerse de un catarro). Fue una linda noche, solo intrumentos, habian violines, saxofonos, bajos, charrascas, y los protagonistas de la noche, los tambores, una fogata salpicaba de luz a los musicos y a los espectadores, como un liquido brillante que los poseía, la luna brillaba perpendicularmente a nosotros, y entre el baile y el movimiento de los musicos (que obviamente formaban el epicentro) la fiesta tomaba forma de un caracol o de un ojo de huracan... Persegui la llama hasta sus cenizas, cuando ya solo quedaba tambor, alrededor alimentaban la euforia con gritos, coros y aullidos.
Si bien tuve que irme temprano, la verdad perdi el sentido del tiempo cuando estuve alli dentro, muchos ritmos se concentraban en un solo lugar, los tiempos y los destiempos tenian armonia entre ellos, y hasta un par de dibujos alucine entre los que disfrutaban a mi alrededor, cada uno con su baile liberador.
XoXo,
K