martes, 23 de julio de 2013

☆ Hablemos de ese divino placer: La comida ☆

No es necesario explicarlo, simplemente comer es una de las mejores cosas que existen en el mundo, aun entro en debates innecesarios con aquellos que no les gusta comer o incluso los que lo consideran "una perdida de tiempo", obviamente deben tener alguna especie de trauma de infancia que los priva de disfrutar esta actividad de dioses. Otra de las ventajas o desventajas que me ha dado mi recién adquirida independencia, es la necesidad de cocinar, de alguna manera cuando estaba en mi casa me bastaba con un trozo de queso y una torta de casabe para pasar tranquila mi día. Acá todo ha cambiado, bien sea por la hambruna del invierno, por no caer en monotonía y divertirme experimentando o porque en este país no existe mi tan amada torta de casabe, me he visto internada en la cocina creando cada vez mas y mas cosas, en su mayoría muy sencillas (ya que primero no puedo usar e horno, y segundo, no es mi casa y no puedo extenderme tooooda una tarde a hacer una mega producción culinaria, cuyas ganas no me faltan).



He experimentado con cosas que solía ver con muy mala cara, como la acelga, el brocoli, el cilantro, el verdeo y más cositas que me han dado muy buenas sorpresas al paladar. También he comido muchas frutas, que no se si es por la estación o que cosa, pero me saben maravillosas.

Como ya comenté anteriormente, estamos en plena época invernal, y como se dice coloquialmente "este frío no juega carritos", por lo cual se me ocurrió calentarme con un plato típico de nuestros andes venezolanos, la pisca.
Esta sopa, a pesar de que a veces nuestros padres se pongan medio misteriosos a la hora de explicar su preparación, es bastante sencilla de hacer y es perfecta para espantar un poco el frío, y además, mandarnos cómodamente a una reconfortante siesta.

Pisca Andina:



  • 2½ tazas de agua (yo le agregué medio cubito de caldo de verduras)
  • 1 ramito de cilantro
  • 1 cebolla picada en cuadritos pequeños
  • 3 dientes de ajos machacados y picaditos
  • 2 papas grandes picadas en cuadritos
  • 2 huevos frescos
  • 1 cucharada de cebollín picadito
  • ½ pimentón finamente picado
  • 2 tazas de queso blanco fresco picado en cuadritos (este ingrediente me es difícil de encontrar por lo cual lo suplí con queso parmesano que le vertí ya servido el plato, los que tengan la fortuna de conseguir el queso pues haganlo de esa manera)
  • 2 tazas de leche
  • 2 tazas de pan, en trocitos, tostado en mantequilla 

  • Preparación:



    Se coloca a hervir el agua con la cebolla, pimentón, cebollín, cilantro y ajos junto con la papas.

    Al estar las papas blanditas se le coloca la leche, y bien caliente (hirviendo) se apaga y se colocan los huevos cuidadosamente cuidando que no se desbaraten, 





    Se separan las raciones, cuidando que quede un huevo en cada plato, se agrega entonces el queso y el pan en trozos pequeños, se deja reposar por 3 minutos, 


    Al servir se le puede agregar cilantro picadito.




    ... y voilá, ese día hicimos pollito también, como para darle un toque de proteínas a la cosa, junto con limonadita casera, la mejor cenita en mucho tiempo.


    A medida que vaya haciendo más cositas, las iré publicando como pueda, y así todos podamos compartir las maravillas de la cocina hecha con amor...

    Buen provecho,
    xoxo, K 

    viernes, 19 de julio de 2013

    Cuentos de ficción ❤ ::::

    Vicente, ese chico que todas veían, un chico de ojos tiernos y feroces, tal como su personalidad.
    Vicente vivía solo, deambulaba en nuevas calles, le sonreía a un par de extraño, ya no todas lo veían,
    esta vez, estaba perdido, se había alejado de esas miradas, de esos amigos, de sus acostumbrados
    olores y sonidos, emprendía una nueva aventura... Vicente buscaba el amor.

    Astrid era una chica llamativa, ruidosa y extravagante, solía brincar al ritmo de la música y evocar
    espíritus desconocidos, tenia un matiz diurno, tanto como un matiz nocturno, sus ojos cambiaban de verde a miel, como su vestimenta de rosa a gris plomo.

    Vicente y Astrid se conocieron, muy pero muy lejos de casa, sus manos no calzaban, pero sus ojos se encontraban, Vicente deseaba amar, Astrid entender. Sus pensamientos eran muy opuestos, pero había algo que no variaba, el interés mutuo, el misterio que representaba el uno para el otro... Sin pensar, sin preguntar, sin saber, Vicente y Astrid decidieron perderse juntos, ambos tomaron sus valijas y corrieron una tarde de verano, hacia el bosque, un denso bosque, bañado por rayos de sol que entraban por entre los arboles; al parar, el se puso detrás de ella, con sus manos, tapo sus ojos y le dijo "ahora bella, camina", caminaron no por mucho cuando el se detuvo, y le dijo al oído, "es justo lo que querías", ella al abrir los ojos lanzo un suspiro mudo, era la casa que había soñado.
    Una regia puerta de metal les daba la bienvenida, se acercaron, y Astrid, poniendo la mano sobre el picaporte, abrió la puerta; se encontró frente a un cuarto, con aroma a jazmín, un techo casi tan alto como el cielo, pisos de madera, una gran cama al centro, frente a ella, un torno, pensado especialmente para que ella pudiera desempeñar sus trabajos en cerámica, la luz natural entraba a través de un maravilloso balcón, tal como ella lo soñó. Vicente, mirándola satisfecho, sonreía para si mismo.
    "Es nuestro hogar", Astrid conmovida, lo miro tiernamente, lo beso, pero no dijo nada.

    Pasaron los días, y también la magia del primero, ella, metida en su pequeño palacio soñado, añoraba a su madre, añoraba la extravagancia, la música, y a sus antiguos espíritus. Mas de una vez los intento evocar de nuevo, pero ellos, no daban respuesta. Vicente la veía, y sufría con ella, pensando que nunca llegaría a entenderla, y que aun así, sentía que debía amarla, la besaba, la tocaba. Con los días, Astrid se volvió cada vez mas distante, mas fría, su mirada se perdía, hacia mas allá del cielo, a veces, hasta llegaba a parecer un cuerpo solo, carente de alma. Pobres amantes, perdidos el uno del otro...

    Un día, en algún lugar del bosque, Astrid lloraba sentada al pie de un árbol, tratando de acabar con ese sentimiento tan duro que la invadía, de pronto, entre los rayos del sol que calentaban su rostro, se vio bajar un destello, un tintineo de luz purpura que rompía el silencio con tiernas sonrisas... No lo podía creer, un espíritu vino a ella, justo cuando se sentía hueca. Se saludaron, el la invadió, la envolvió con sus colores, con sus aromas, y ella se dejo envolver. Pasaron la tarde juntos, mientras caminaban, el revoloteó en su cabello, se acerco a sus labios y absorbió sus palabras, ella, saltaba y sonreía, creando con su propia voz, la música que tanto añoraba. Al volver a casa esa noche, ya Vicente estaba dormido, Astrid se metió cuidadosamente entre las cobijas y no dejo de pensar ni en Vicente ni en El.

    Al día siguiente, se escapo de nuevo a ese árbol, donde volvió a reunirse con El Espíritu, esta vez fueron al río. Al llegar allí y viendo el brillo del agua bajo el sol de la tarde, Astrid no pudo evitar preguntarle al Espíritu porque había venido a ella. Hubo un silencio prolongado hasta que se pronunció... "Tu me creaste", y de pronto, el humo purpura fue desapareciendo, ascendiendo muy lentamente hacia la copa de los arboles hasta que ya no quedo nada de el... Toda la tarde y parte de la noche se quedó Astrid allí, mirando el leve oleaje del río, pensando en esas palabras.

    Finalmente volvió a la casa, donde Vicente la esperaba, con una luz prendida, un manojo de preguntas y un corazón roto.

    "Te he seguido" le exclamo. Fría ante sus palabras, ella solo lo miro, esperando escuchar mas, pero no se dijo mas.

    Uno, dos y tres días pasaron, Vicente no estuvo en casa, Astrid, aun pensaba en esas palabras "Tu me creaste", poco comía, poco bebía, solo pensaba, cada cinco minutos un par de lágrimas rozaban apresuradamente sus mejillas, y un desagradable nudo se atravesaba en su garganta. La tristeza no había pasado con la visita del Espiritu, de hecho, se había acrecentado, entonces que era lo que la aquejaba.
    Ya había pasado una semana, y Vicente volvió, con los ojos fieros que lo caracterizaban, y tan silencioso como un muerto.
    Al verlo de nuevo, el corazón de Astrid se expandió y se retrajo tan rápido que tuvo que agarrarse el pecho por miedo a que saliera, pero no pronuncio palabra.

    Al dia siguiente, Astrid escribió una carta, la mejor manera que consiguió para explicar sus sentimientos, y asi le dijo:

    "Querido mio, no se de que manera explicartelo, pero haré lo mejor que pueda a través de este texto. Mis días solían estar rodeados de luces, nunca estuve sola, nunca me separe de mi madre, nunca deje de ser la pequeña princesa, creía en esos cuentos de hadas a medias, era solo soñar con ese príncipe mientras estuviera bajo mis rosadas cobijas, mientras estuviera en esa fortaleza que construyen los que te quieren con su amor, y me hice adicta a eso. Confiando en ti, emprendí este viaje, pero no era cuestión de solo confiar en ti, debía confiar en mi principalmente, para lidiar con esto, para aprender a vivir, para aprender a amar bajo un nuevo concepto: amor de mujer. Me fue muy difícil desprenderme de esos espíritus, de esas hadas, de esos unicornios que tocaban a mi ventana cada noche, me fue difícil verme adulta, me fue difícil volver a conocerme. Nunca habría pedido algo mas que lo que tu eres y me has dado, he sido, como he tratado de decirlo con lo anterior, una inmadura, una chica eterna, que se negaba a crecer. "Tu me creaste" fueron las ultimas palabras de ese espíritu que viste sentado a mi lado a orillas del río.
    Todos estos días no he hecho mas que repetir esas palabras en mi mente, y, casi como una revelación entendí que, tal como hacen los niños pequeños, me cree un amigo imaginario, que me diera albergue para no tener que perder mi infancia aun, lo alimente, pero no lo pude mantener, es tan obvio que ya no soy una niña... Así que, con mucha pena, te ruego me perdones, mi mente jugo conmigo y no supe como lidiar con esto tan maravilloso que estaba viviendo."

    Vicente llego a la casa esa tarde y encontró la carta doblada sobre su almohada, se sentó sobre la cama, y lentamente leyo y releyo su contenido, Astrid, sentada en un rincón de la habitación lo veía con pena, con un enorme dolor en el pecho y los ojos hinchados de tanto llanto.
    El, se acerco  y la levanto, la abrazo, en un abrazo eterno y sentido, y luego la beso en la frente "te perdono".

    Astrid, empezó a sentirse menos como la princesa que leía en los cuentos con su madre, y mas como su madre, como una mujer amante, apasionada y fuerte. Vicente, acompañandola, no dejaba de ser aquel príncipe que aunque los cuentos dejen atrás, toda niña y toda mujer aspiran. Construyeron un amplio jardín, donde, cada vez que alguno de los dos se sentía triste, plantaba una nueva especie de flor,así cada lágrima se convertiría con el tiempo en una hermoso capullo, recordándoles las cosas bellas que pueden surgir del dolor, haciéndolos reflexionar acerca de la vida, de su flujo, haciéndolos fortalecer el amor.

    viernes, 12 de julio de 2013

    ☂ Lluvia fresca ☂


    Barbie project 

     La primera mitad de julio se ha venido con bastante lluvia, un clima que la verdad, llena los ojos de somnolencia y pone al espíritu no tan contento ( a menos que estés en tu camita viendo comiquitas y comiendo zucaritas todo el día).
    En este momento lo que vendría a ser mas novedad es mi salida del trabajo que venía desempeñando hasta ahora en la pizzería, me di cuenta de que, llevo ya 4 meses aquí y honestamente a nivel artístico y de desarrollo profesional, he hecho menos que poco. Con mucho entusiasmo y la auto promesa de un futuro cada vez mas brillante, sigo adelante, en la búsqueda de algo que sea más afín a mis cualidades, o en su defecto, que me deje más tiempo para poder desarrollar las mismas, y que mi último pensamiento antes de acostarme a dormir (como lo fue anoche) sea acerca de algo que me apasione y no acerca de que tan mala fue la propina y que comeré al día siguiente para irme de nuevo al trabajo.

    Pal centro

    Si bien no he terminado de agarrarle la vuelta a todo aun porque he tenido poco tiempo para estrechar manos con la ciudad, una de las cosas que me tiene encantada son las verdulerías, no puedo pasar frente a una sin querer absorber todos sus colores; así como quisiera ir a la india para empaparme de sus exótico colores, estos puestos llenos de vida no se quedan atrás en cuanto a la vibración de colores que llevan consigo. Así, poco a poco, caminando y conociendo, me voy maravillando con cosas pequeñas y que para otros parecen comunes, lo importante es no dejar de ver el mundo a través de los ojos de un niño.

    Los chinos de peru

    Xoxo, K



    viernes, 5 de julio de 2013

    ✿ ● Mi fiesta de cumpleaños con Yayoi Kusama ● ✿



    Con la muestra restrospectiva de Yayoi Kusama tuve el honor de celebrar mi cumpleaños, que una vez mas y como cada año, no puede sino ser cada vez mejor.



    Nacida a finales de los años 20 en una humilde provincia japonesa, Yayoi es icono y parte vital de esa revolución de arte y amor que inundó Estados Unidos y el mundo durante la década de los 60.
    Teniendo un comienzo artístico a principios de los cincuenta y siempre atraída por el arte y las nuevas tendencias, Yayoi se embarca a Nueva York, donde explora y explota su capacidad multiartistica, y se consagra como una artista completa, teniendo dentro de su historial, tanto performance, happening, instalación, pintura, escultura, diseño textil, poesía, fotografía, cortometrajes, música y danza.













    Dream room


































    Entre la colección que esta dandole la vuelta al mundo con el nombre de "Obsesión infinita", se encuentran posters, fotografías y cartas de Yayoi, algunas donde le da un contenido algo literario a sus intevenciones, e incluso unas enviadas al presidente de USA durante su permanencia en el mismo pais.

    "You can't fight violence with more violence"










    Un lugar para viajeros... ademas de lo alucinante de esta obra, envuelve un significado bastante mas profundo que solo una alucinación, se supone que es un espacio para reflexionar sobre lo pequeño que somos con respecto al universo y a la energia que nos envuelve, pero claro, se hace un poco dificil concentrarse en eso cuando cientos de luces parpadean y cambian de color a tu alrededor en un cuarto lleno de espejos que hace que el volumen y la dimensión se pierdan de vista.


    yk on Make A Gif







    He de admitir que me sentí muy inspirada por ella, mas allá de siempre haber admirado su obra (desde que la conocí hace unos 3 años), como mujer y artista me sentí identificada y atraída por su capacidad de hacer de ella un todo, una obra de arte completa y no conformarse jamas en su búsqueda de la belleza, y su necesidad de expresión.







    Yayoi, mi reina, por siempre agradecida de haber estado tan cerca de ti en un dia tan especial.


    El popular campo de falos






    01/07/2013
    Obsesión infinita: Yayoi Kusama
    MALBA, BsAs, Argentina.